Yoh y Akari no sentían que debían tratarse, hablar en el desayuno o entre
horas. Desde luego, ninguno estaba de acuerdo con la sentencia que se les había
impuesto, así que no tenían porqué fingir que se caían bien. De hecho, Akari se
esforzaba mucho en hacerle notar a Yoh que era todo lo contrario, que aún le
guardaba y guardaría resentimiento por haberla detenido, por muy arrepentido que esté y aunque no lo haya hecho a propósito.
Él en cambio no le daba mucha importancia. Si por lo menos de su cabeza
salieran aquellas ideas tan abstractas sobre ella, la ignoraría igualmente.
Pero no podía, las emociones que desbordaban de los ojos verdes de Akari eran
tan nuevas para él, que quería escribir más y más sobre ellos. A esa curiosidad
se le unían las ganas de compensar todo aquello que no había hecho, pero que
ella le culpaba. Por eso no la ignoraba, por eso a la mañana siguiente la
saludó sólo para ver qué hacía ella.
-Buenos días.
-Buen día.
Le contestó y eso era algo que no esperaba. Que sí, que era un saludo muy
seco y ni siquiera le miró a los ojos, pero sentía que se habían acercado un
paso más.
No es que quisiera seguir acercándose, pero es que inconscientemente el
seguía intentado dar pasos más y más largos. No podía dejar de mirarla, sentía
demasiada curiosidad. Le había hecho darse cuenta de su egoísmo, de su egoísmo
antes de conocerla y aún así después. Sin embargo, mientras más pasos él daba,
más se alejaba ella…
…Tampoco le importaba mucho. Tampoco es que iba a buscarla solo para ver
el resentimiento en su mirada. No iba a relacionarse con ella a propósito, ni
él ni ella lo querían así.
Lamentablemente lo debían hacer, porque las tutorías entre clases sí que eran
obligatorias. Les había tocado a todos los martes y jueves de nueve y media
hasta las diez y media, pues tenían horas libres en esos momentos. Para ello
debían dirigirse a la biblioteca, donde les tomaban la asistencia y evaluaban
superficialmente el trabajo.
Sentados frente al otro, Akari abrió un gran libro mientras Yoh sacaba su
cuaderno de física.
-Comencemos con la parte de la dinámica. Es sencillo si le prestas
atención.
Yoh asintió.
-De hecho, va a ser más sencillo de lo que crees si de verdad intentas
entender. Tu problema no es otro sino la falta de interés. Procura prestar
atención, ¿vale?
-Vale.
-“La dinámica es la parte de la mecánica que se encarga de estudiar el
movimiento de los cuerpos, considerando las fuerzas que actúan sobre él”- leyó
del libro. –Eso está claro. Si tienes alguna duda pregúntame.
Ella continuó explicándole muy cuidadosa y detalladamente. Yoh tenía sus
dudas pero Akari sabía cómo aclararlas. Le explicó unos ejercicios básicos que
él supo hacer.
-Lo importante de este tipo de ejercicios es la práctica. Esa es la única
forma de estudiar, así que te iré asignando más ejercicios. No te confíes, este
es solo uno de los temas y aún no ha acabado, pero tenemos solo una hora y no
puedo hacer milagros.
Mientras Yoh terminaba de resolver su tarea, Akari copiaba en una hoja en
blanco ejercicios que sacaba de varios libros. Se tardó bastante y le entregó
al chico el papel lleno de ellos.
-¡Son muchos!
-Son los necesarios.
Yoh suspiró fastidiado, al menos estaba entendiendo.
Admiró la forma en la que Akari separaba sus problemas de sus obligaciones.
Nunca lo trató mal mientras lo enseñaba, ni hizo algún comentario que no fuese
sobre la física. Y tal como se lo imaginó, al terminar, se levantó sin decir
nada con las intenciones de irse.
Sin embargo, la psicóloga Azumi la detuvo.
-¡Espera! No te vayas todavía.
Se acercó a los dos chicos que la vieron fastidiados.
-Sí, a mí también me alegra verlos. Bueno chicos, les comunico que hoy
tienen que ir a mi despacho a la hora del almuerzo…
-¿Me van a poner a cargo de otra loca suicida?- preguntó con sarcasmo.
-No, Yoh, pero vamos a conversar un poco sobre la que ya se te ha sido
asignada.- le guiñó un ojo y señaló a Akari.
-¿Es obligatorio?
-Sí, Akari-chan, lo es. A partir de ahora tendremos terapias semanales a
la hora del almuerzo. Serán todos los jueves, pero si considero que son
necesarias horas extra no se pueden resistir.
-¿Terapias? ¡Pero si la loca es ella!
-Sí, pero ahora soy de tu propiedad, o algo así.
-Exacto.
-¡Qué molestia!
-No podemos hacer nada, ¿verdad?
Azumi negó con la cabeza sonriendo.
Akari suspiró, miró a Yoh con rabia y se dio la vuelta. Mientras se
alejaba, la psicóloga le gritó:
-¿Vas a venir?
Ella levantó los hombros y siguió caminando. No tenía de otra.
-¿Por qué nos haces hacer esto?- Yoh le preguntó con sinceridad.
-Porque ella te necesita, Yoh, y tú la necesitas a ella. Nos vemos más
tarde.
¿Necesitar? ¿Qué sentido tenía eso? Estaba consciente de que ambos
necesitaban muchas cosas, ¿pero qué tenían que ver ellos? ¿Qué podía ofrecerle
él a ella, o viceversa?
Desde donde estaba sentado reposó su cabeza en su mano derecha,
mordiéndose al mismo tiempo la uña de su dedo corazón.
No quería hacer ninguna terapia, no lo sentía necesario. Lamentablemente
no se podía negar, no había forma de evadir el gran problema que sabía que
vendría. Se terminaría relacionando con ella, lo sabía y eso era malo. No
estaba en él hablarle amistosamente a alguien, todo en su vida siempre fueron
sonrisas hipócritas y eso era lo que más detestaba.
Inhaló mucho aire y lo soltó por la boca para llenarse de paciencia. Se
levantó resignado y se fue a clases.
El resto de las clases pasaron muy rápidamente para ambos, pues antes de
que se dieran cuenta, se encontraban frente al despacho de Azumi.
La habitación
del consultorio era algo amplia, con un escritorio que parecía ser de la
psicóloga y varios puffs esparcidos frente a él, que bordeaban una mesita algo
baja. Es esta mesa se encontraban tres bandejas de comida.
-Siéntense,
por favor.
Ambos
obedecieron y se sentaron frente a las bandejas.
-¿La cantidad
de jugo es suficiente para ti, Akari-chan, o aún no dominas el “arte de
alternar la bebida y el alimento”.
Akari fingió
reírse y luego roló los ojos. Yoh sin poder evitarlo rió fuerte.
-Está bien
así.
-Me alegro.-
Azumi también sonrió y se sentó junto a ellos en un puff.
-Bueno,
comencemos. ¿Cómo les fue desde aquel día?- preguntó preparada para anotar en
su libreta. –Oh, pueden comer.
-Normal.
-¿Qué es para
ti "normal", Akari-san?
-Pues dentro
de los parámetros de lo neutral, no nos fue de maravilla, ni pésimo.
-Ya veo… ¿por
qué no les fue de maravilla?- preguntó anotando todo.
Akari abrió la
boca para contestar pero Yoh se le adelantó.
-Porque usted
me mandó a acompañarla a casa aún sabiendo que la loca esta trabaja. Porque lo
sabía, ¿no? Tuve que esperarla hasta las diez y algo. Además no paró de
culparme por cosas que no hice aunque las presencié y nunca las detuve. Por no
mencionar que se peleó con su novio en el trabajo y que no he podido dormir
nada estas noches por su culpa.
-Por mi parte,
señorita Azumi, he tenido que verle la cara muy seguido a la persona que en
estos momentos, menos quiero ver. Obviamente esto usted lo sabe, porque nos
emparejó para la tutoría y no lo niegue. No sé qué le pasa a Kimura pero, a
pesar de que usted no se lo asignó de nuevo, fue a buscarme ayer al trabajo y
en serio, no puedo sacármelo de encima. Todos me tienen lástima y es por culpa
de él.
-Considero yo,
señorita Azumi, que lástima la tendrían muerta o viva, porque lo que critican
es la acción, lo que hizo, el haberse intentado suicidar…
-Es muy
distinto, señorita Azumi, que me sientan lástima y yo lo presencie, a que lo
hagan conmigo en la tumba. Esta persona aquí a mi lado tiene planes perversos,
lo sé. No deja de… molestarme.
-Señorita
Azumi, creo que Matsumoto debería dejar de culparme por cosas que no he hecho.
-Yo no tengo
la culpa de que Kimura siempre esté con las personas que SÍ me hacen daño.
-¡Pero no me
debería juzgar, señorita Azumi!
-Con todo
respeto, Azumi-san, yo puedo pensar lo que me dé la gana.
-No, no puede.
-Claro que
puedo.
-Entonces las
personas pueden pensar de ella lo que quieran, si es así como ella piensa.
Pueden sentir lástima porque pueden pensar lo que les dé la gana.
-La situación
es distinta, señorita, a Kimura no le interesa lo que yo piense de él.
-Me hace
sentir mal, Azumi-san.
-¡Ah, cierto!
El muy descarado quiere compensarme, ¿lo sabía? Me compró un uniforma para reemplazar el que él y sus amiguitos me dañaron. ¿Es posible eso? Hace esas
cosas nada más para sentirse mejor consigo mismo y no es justo. Si quiere hacer
eso que lo haga con otra de las tantas personas que han acosado, pero conmigo
no. No soporto la lástima, Azumi-sensei, no la soporto.
-¡Yo no le
tengo lástima! En realidad no me importa su vida, sólo… No lo puedo evitar,
señorita Azumi, no puedo evitar…
-¿Joderme la
existencia?
-Joderle la
existencia, sí, no puedo hacer nada al respecto.
-Podría
meterse en sus asuntos.
-No tengo
muchos asuntos en los que preocuparme.
-Entonces se
mete en los míos.
-¡Me rindo,
señorita Azumi!
La psicóloga
los miraba con los ojos abiertos. Se había quedado con el tenedor en la boca y
no pudo comer más. A pesar de que nombraron su nombre enésimas veces, y parecía
que la regañaban, ellos habían encontrado una forma muy extraña de discutir sin
dirigirse la palabra. Se había limitado a mirarlos pacientemente y escuchando
bien cada una de las cosas que decían.
Se comenzó a
reír cuando ambos hicieron silencio. Aquello había sido muy interesante, aunque
casi se sentía mareada. Yoh también sonrió y miró hacia abajo. Akari se tapó la
boca e intentó no hacerlo también. Sentía esas ganas de reír cuando en realidad
no quisiera hacerlo y necesitas hacer un esfuerzo muy grande para mantener la
compostura. Ni siquiera sabía porqué quería hacerlo, pero la comisura de sus
labios quería extenderse hacia arriba. Cerró los ojos y apretó sus labios
respirando profundo para no reír, pero no lo pudo evitar.
Azumi dejó de
reírse y los vio a ambos, intentando contenerse en vano. Suspiró con esperanza.
-¿Esta es la
clase de terapia que querías?- le preguntó Akari cuando pudo controlarse.
-Ustedes lo
han hecho todo solitos. ¿Se sienten mejor?
-Yo sí, en
realidad.
-Me alegro,
Yoh-san. ¿Akari?
Akari torció
la boca. Se sentía algo vulnerable y no le gustaba. Aún no confiaba en Yoh, por
supuesto, pero es que la cara de Azumi viéndolos como si jugaran tenis y luego
el silencio incómodo que reinó al terminar de discutir había sido muy… extraño
e inusual.
La psicóloga
sonrió de nuevo.
-He de suponer
que no aceptaste el uniforme, ¿no es así?
-No, y no lo
haré…
-Yoh-san,
puedes dejar aquí el uniforme cuando puedas y yo le haré una revisión. ¿Te
quedas así más tranquila, Akari-san?
-La verdad…
no.
-Bueno, de
todas formas eso haremos y cuando quieras lo puedes buscar.
-Será…
-Ahora,
nuestra terapia de hoy, planeada y llevada a cabo por ustedes mismos dio buenos
resultados. Una risa puede significar mucho. Necesito que, para la próxima
semana me traigan unas tareítas.
-¿Tarea?
-Sí, tarea.
Yoh, debes realizar una lista de motivos que consideres que sean la razón por
la cual Akari intentó suicidarse. No importa si no son así, tú escribe lo que
pienses.
-Vale.
-Akari,
tendrás que dibujar.
-¿Dibujar?
¿Dibujar qué?
-Dibujar
cosas. Esta es realmente una tarea permanente; todas las semanas me traerás un
dibujo depende del tema que te dé. El primero será la felicidad.
-Claro, claro…
-Tú sabrás qué
dibujar, pero es obligatorio. Sé que dibujas muy bien, así que tengo altas
expectativas.
-Pues no las
tenga mucho, porque puede decepcionarse.
-Lo sé, pero
soy yo la que decide desde dónde quiero caer, y sinceramente confío en que por
muy alto que me eleve, no dejarás que yo caiga.
La guiñó el
ojo y terminó de comer. Los chicos también lo hicieron en silencio, cada uno
pensando en su tarea.
Salieron del
consultorio en cuanto terminaron y, sin ninguna otra opción, caminaron juntos
hacia su aula de clases.
-¡Ahg!
Akari se
detuvo sosteniéndose la cabeza.
-¿Qué ocurre?
-Me duele la
cabeza...
-Tómate una
pastilla- le sugirió.
-¡Qué
inteligente!- exclamó con sarcasmo mientras buscaba en su bolso la botella de
agua. –Aff, está vacía.
Cerró su bolso
y comenzó a caminar hacia el cafetín.
-¡Espera! Creo
que yo tengo… Es nueva, está sellada, mira.- se dio la vuelta para aceptar el
agua, se sentía demasiado mal como para discutirle.
Tomo la
botella que Yoh le había extendido y, junto con la pastilla, bebió un poco.
-Me tomaré
otra, creo que acabaré tu agua.
-No importa,
no la voy a necesitar.
Así lo hizo y
cerró los ojos. Intentó sacar el dolor con un suspiro, pero fue en vano.
-Será mejor
que te sientes, que las pastillas no son tan inme…
Una chica de
cabello claro artificial se enganchó a su brazo y lo interrumpió.
-¡Mi Yoh! ¿Qué
haces con la basura?- dijo señalando a Akari, esta miró al cielo y se fue.
La chica era
una de las del grupo con quienes Yoh pasaba su tiempo. Para ser más exactos,
era la “abeja reina” del resto del panal. Junto con Yoh, era la de familia con
más renombre y prestigio, así que todos hacían lo que ella hacía, porque
además, era dominante y le gustaba ser el centro de atracción. En conclusión
era la típica niña rica que siempre obtiene lo que quiere.
Además de
todo, también tiene una alta confianza en sí misma y en su aspecto, o eso
parecía. Siempre se mostraba muy narcisista frente a los demás y en realidad
tenía con qué. Sus ojos eran de un extraño gris que no muchos tienen, y sus
facciones eran finas y delicadas. Se comportaba con educación frente a las
autoridades, pero miraba por encima al resto de las personas.
Yoh siempre la
vio como todo lo contrario a lo que parecía, una chica muy insegura que
necesitaba ver a los otros caer para ella sentirse arriba.
Según todo el
instituto ellos estaban “emparejados”, pero era por capricho de ella.
Como siempre,
él no lo negaba ni lo afirmaba; le daba igual y, para la sociedad “el que calla
otorga”. Por eso todo el mundo lo daba por sentado, porque así lo querían creer
y así les obligaba a creer la abeja reina.
-Qué te
importa Yumi, suéltame.
Yoh intentó
despegarla de su brazo, pero no pudo, el agarre que Yumi tenía era bastante
fuerte.
-No, no. Tú
primero me explicas porqué desde que valientemente rescataste a la pobretona
esa tienes que estar con ella.
-Déjalo, Yumi,
déjalo. Así va a ser de aquí en adelante así que por favor déjalo.
-¡Pero tú me
perteneces!
-Yo no te pertenezco,
deja de decir esas cosas.
Se soltó
bruscamente de ella y, mientras se mordía las uñas se dirigió cansado al aula.
Yumi Igarashi
frunció el ceño y lo miró alejarse. Tenía un mal presentimiento pero no iba a
dejar que pasara, no iba a dejar que su Yoh se fuera lejos de ella.
Batió su
cabello contra el viento y caminó tambaleando sus caderas con la mirada muy en
alto. Ella era mejor que esa pobre loca.
Cuando Yoh
llegó a su aula vio a Akari recostada de su pupitre. Pasó de largo, no la
quería molestar; se sentó en su lugar y esperó a que comenzara la clase.
El profesor de Geografía llegó y comenzó a
impartir su asignatura. Yoh intentó prestar atención pero no dejaba de mirar
hacia Akari. Se veía realmente mal y recordó que tenía que trabajar. Pensó que
tal vez no iría por el malestar, pero luego descartó esa idea de su mente. Ella
era, por lo que había visto, muy testaruda.
Al término de las clases se acercó a Akari, que
estaba recogiendo sus cosas.
-¿Vas a trabajar hoy?- le preguntó.-No deberías.
-Tengo que, de eso vivo.
Se colocó su bolso en la espalda y se marchó
pesadamente.
Yoh confirmó a medias su hipótesis de que la
economía dependía de ella. ¿Cuántos miembros serían en su familia? Porque la
gravedad del asunto dependía de eso, de a cuántos mantenía. ¿Cómo haría si
tenía que mantener a una familia entera?
Sin notarlo frunció el ceño preocupado mientras
la miraba marcharse. Yumi vio ese gesto y se acercó a él.
-¿Todo bien, cariño?
-Mmm…
-¿Vamos a mi casa hoy? ¿Salimos a tomar algo?
-No Yumi, hoy no. Nos vemos.
El resto del grupo se acercó a Yumi mientras ella
veía, con dolor en su mirada, como se alejaba Yoh.
Este, al llegar a su casa, se tiró en su cama a pensar. ¿Y si se pasaba
un rato por el café? Solo para asegurar que estuviese bien.
Le costó un poco tomar la decisión pero al final iba a ir. Llevó en su
bolso uno de sus cuadernos personales y emprendió camino hacia el café Aozora.
Su hermana mayor, antes de que saliera del gran portón negro, lo detuvo.
-¡Yoh! ¿A dónde vas?-le preguntó amable.
-Voy a salir un rato a tomar algo, ¿y eso tú aquí tan temprano,
Hana-nee-san?
Hana era una joven de veinticinco años muy parecida a su hermano; solo
que con el cabello más largo y claro, con el cuerpo de una mujer ya
desarrollada.
-Tenía que hacer unas diligencias en la calle y decidí pasar por la casa
ya que estaba afuera.
-Ya veo, entonces deberías descansar.- le sonrió. –Yo me marcho…
-Yoh, ¿ocurre algo?-lo detuvo.
-¿Algo? ¿Algo como qué?
-Algo en general, solo… algo. Has estado haciendo cosas que nunca haces
últimamente. Tú nunca sales; creo que en ningún otro lugar hay tanta variedad
de bebidas como aquí en casa y desde pequeño no te gustan las personas. ¿Qué
vas a hacer afuera? Además, una de tus camisas tiene una gran mancha de sangre
que no se quita, ¿estás peleando? ¿Vas afuera a pelear con alguien? Háblame
Yoh, soy tu hermana.
-Te juro que no es nada de lo que piensas, Hana, de verdad.
-¿Qué es entontes?
Yoh se quedó en silencio.
-No lo sé, sólo… sólo voy a tomar algo, ¿sí? No le busques la vuelta.
Cuídate.
Se alejó pensativo dejando a su hermana preocupada.
Pudo haberle contado a Hana lo que pasaba, tenían la suficiente
confianza, pero no pudo decir nada. Se había dado cuenta de que
inconscientemente estaba haciendo cosas que no eran propias de él, como
relacionarse con alguien, ir a un lugar donde van muchas otras personas, salir
de casa.
Estaba cambiando sin él quererlo y no sabía qué hacer. ¿Se dejaba
cambiar? No tenía nada en contra, lo que a él no le gustaba era la hipocresía y
Akari podía ser todo lo que sea menos hipócrita. Para él, ella era la chica más
directa y sincera que conocía, cruelmente sincera. No tenía nada qué perder…
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Dedo corazón = Dedo medio
No tengo escusa, lo sé. He estado muy desanimada y por primera vez también lo estuve con la historia. Antes era uno de mis motivos para no rendirme, pero esta vez ni siquiera.
No tengo escusa, lo sé. He estado muy desanimada y por primera vez también lo estuve con la historia. Antes era uno de mis motivos para no rendirme, pero esta vez ni siquiera.
Aquí está el capítulo 4 al fin, espero que lo disfruten. Parece que Yoh se quiere dejar cambiar y la terapia fue interesante, pero no todo va a ser bonito, no señor.
La diferencia de palabras, que no sé para qué las pongo pero bueno, es de 831. Hay bastante diálogo, más que en los otros capítulos, no sé qué más decir.
Gracias por la paciencia. Este va para Chris, Bifi, Valentina y Tenshiko, por supuesto.
Por cierto, gracias a mi mamá, la biológica, por leer la historia y por los consejos.
Por cierto, gracias a mi mamá, la biológica, por leer la historia y por los consejos.
Genial, me encanto este cap mucho... tiene más dialogo, (ya lo dijiste xD) me gusta xD, me encanta cuando hay mucho dialogo xD
ResponderEliminarQuiero que vuelvas a poner cada semana un cap nuevo, esta vez tardaste mucho, pero valió la espera. La psicologa si fastidia xD pero todo es por ellos xD